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Es difícil para ellos ser indiferentes a la vista de todos en el mundo del entretenimiento donde ambos se mueven, cosa que para esta pareja no ha sido un obstáculo para luchar y demostrar su amor.
Andrea soñaba con tener una pieza fabricada por mí y cuando Jonathan le pide matrimonio a ella, sin dudar el anhelado ¡SÍ! sellaba el inicio de esta hermosa historia de amor.
Después de su compromiso, la unión de los dos ante los ojos de Dios era el siguiente paso. Muchas marcas se ofrecieron para obsequiarles sus alianzas de bodas. Sin embargo, fue Andrea quien nos contactó para plasmar sus sentimientos en metal en sus aros de matrimonio y vivir una experiencia inolvidable personalizando una joya tan importante como esa, la cual, se convertiría en la alianza eterna de recibir como pareja la bendición divina de Dios y sellar esta aventura llamada vida siendo una sola unidad, un solo ente: la familia.
Jonathan y Andrea seguían paso a paso y de forma atenta, la fabricación de sus argollas, creando detalles entre cada uno de sus aros incluyendo el tono del oro escogido. Dedicados con devoción y de manera activa participaron con nosotros en este proceso creativo, enviándonos también sus intervenciones en cuestiones de diseño durante todo el proceso, realizando sus anillos de boda tal cual como los soñaron. Para nosotros fue un honor compartir toda esta experiencia de la creación y fabricación de sus piezas.
Minutos previos del gran ¡SÍ! para estar juntos por el resto de sus vidas, Jonathan compartió con emoción las siguientes palabras: “Dos personas entraron a una iglesia, juraron amarse para siempre frente a los ojos de Dios y salieron siendo 1. Esa es nuestra historia, la historia de cómo me convertí en el hombre más feliz del mundo, ¡Nada vale la pena sin ti a mi lado! Aunque hoy seas mi esposa siempre seguiremos siendo novios, siempre seremos esos niños enamorados que crecieron juntos y que aprendieron a amarse incondicionalmente”.
